Recuerdo que la primera vez que escuché a Saúl Hernández (vocalista y en ese entonces pelilargo) fue con Caifanes, en los noventas, gracias a un casette que tenía el listado de canciones escrito en tinta azul que me prestó un amigo mío y el cual nunca devolví (ups!), y disculpo mi travesura porque permanecí pegada a ese casette durante mucho tiempo, infaltable en mis viajes y paseos. Ya desde esos días soñaba con un concierto en Lima el cual nunca llegó.
"Bienvenido a tu ritual Raza" fue como Saúl Hernández (ahora con el pelo corto) saludó al público, y a su vez fueron recibidos con banderas mexicanas y un coro al unísono de “México! México! México!”, al cual ellos respondieron con cariño ondeando la bandera de la conciencia social, comprometidos con su país, con un grito de protesta contra el sistema político, la extrema pobreza en México, las víctimas de Juárez, la desigualdad social, el futuro de nuestros hijos, situaciones comunes para la mayor parte de latinoamérica, así que no me sentí ajena a sus palabras ni "extranjera" (casi podría afirmar que el 98% del público era mexicano) sino más bien identificada. Saúl esta tan comprometido con su país como con su público y su música, acompañado por momentos de su guitarra eléctrica y por momentos de su guitarra acústica, cantando en trance y con los ojos cerrados cada tema; jugaba bromas y hacía comentarios entre canciones: algunos asistentes comenzaron a lanzar cerveza desde la galería hacia el resto del público y Saúl con una sonrisa sarcástica para calmar a la audiencia comentó "Cuando no, siempre el frijol negro en el fondo de la sopa!". El público rió.
Tocaron temas de su nuevo disco "45" título que se refiere a los 45 millones de mexicanos en extrema pobreza. Alquimista, Lobo, Entre tus jardines, fueron algunos de los nuevos temas que tocaron esa noche. De los temas antiguos, yo diría "temas himno" fueron Mátenme porque me muero, La célula que explota (la gente la reclamaba a rabiar!), Miércoles de Ceniza, Entre los cerros, No dejes que..., y muchas otras que canté a voz en cuello junto a todos. Fue gracioso ver bailar pogo a muchos asistentes delante del escenario, aunque eso sumado a las lluvias de cerveza que caían desde arriba hacían que me pusiera un poco en guardia y por momentos lista para evacuar! Finalizando el concierto se presentaron problemas técnicos con el audio y se dejó de escuchar la voz de Saúl. A pesar de todo fue una noche cargada de buena vibra, con un Saúl y compañía cobijándonos en una atmósfera sónica bastante seductora. Contestatarios, carismáticos y entregados. Grande "raza"!